Un
pobre cronopio va en su automóvil y al llegar a una esquina le fallan
los frenos y choca contra otro auto. Un vigilante se acerca
terriblemente enojado y saca una libreta con tapas azules.
-¿No sabe
manejar, usted? -grita el vigilante.
El cronopio lo mira un
momento, y luego pregunta:
-¿Usted quién es?
El vigilante se
queda duro, echa una ojeada a su uniforme como para convencerse de que
no hay error.
-¿Cómo que quién soy? ¿No ve quién soy?
-Yo
veo un uniforme de vigilante -explica el cronopio muy afligido- Usted
está dentro del uniforme pero el uniforme no me dice quién es usted.
El
vigilante levanta la mano para pegarle, pero en una mano tiene la
libreta y en la otra mano el lápiz, de manera que no le pega y se va
adelante a copiar el número de la chapa. El cronopio está muy afligido y
quisiera no haber chocado, porque ahora le seguirán haciendo preguntas y
él no podrá contestarlas, ya que no sabe quién se las hace y entre
desconocidos uno no puede entenderse.