Cuando mi amiga M. me confesó que estaba a punto de volar a  Barcelona para conocer a quien le enviaba kilométricos mails diarios,  con quien hablaba durante horas cada día, casi tocándose en esa  minúscula ventanita de F.B., me sorprendí, incrédula. Pero cuando algo  llamativo sucede y se comenta, aparecen decenas de casos parecidos con  igual o diferente suerte. Así es como supe de Ch. que encontró  accidentalmente entre los usuarios de FB a quien había sido uno de sus  entusiasmos adolescentes, quien nunca llegó a conocer la real identidad  de CH. Por qué, le pregunté? –“Porque lo virtual es más libre, porque  podemos ser otros, aunque los mismos, porque de ese modo todo es nuevo y  se obvian preguntas sobre vida y milagros, familias,trabajo, todo eso  que solo importa en el mundo del hacer.” Finalmente, el encuentro de  CH. resultó ser un desencuentro más vacuo que la ausencia. 
Esa  zona de desconocimiento entre los interactuantes, balconea sobre una  intuición deseosa de captar lo que la fantasía construye y así es como  una persona corriente se convierte en un ser ideal hasta que algo  muestra su escasa calidad humana y se desarman los escenarios por falta  de héroes. (Circunstancia lamentable).
Un recurso  muy conveniente para controlar los desbordes que pueden ocurrir en  estos encuentros virtuales, es la posibilidad de manejar presencias y  ausencias con un mouse que hace de varita mágica y nos vuelve invisibles  de un solo toque.
Personalmente, no descreo de  la posibilidad de establecer relaciones de amistad  u otras, a través de  las redes sociales, pero es necesario saber que la mentira puede ser el  escudo de nuestro interlocutor, que son pocos los lazos de verdad que  se establecen por aquí y que el grado de compromiso no está implícito en  lo dicho ni en lo silenciado.
Apuesto por el  intercambio amistoso y por una distancia que siempre puede ser abolida a  piacere, también apuesto por la coherencia y la consistencia, por las  personas que conservan sus autoestima y no necesitan inventarse  disfraces para entablar diálogos, redemás o menos cercanos, con quienes  jamás lograrían relacionarse en ropa de fajina.
(Para los buenos lectores no hay entrelíneas.)
Están invitados a relatar historias, personales o no, sobre las relaciones de cualquier tipo en las redes sociales. 

3 comentarios:
Virtualidad sucks! Todas malas historias, todos personajes.
La brecha es demasiado grande.
El problema no es el convocado, es el convocante. Las redes son vaso comunicante, por más que espante. "La gente" no es mala. Yo soy gente.
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